Real Madrid 11 – Barça 1 : el comienzo de un desencuentro.

No siempre los partidos entre madrileños y catalanes fueron sinónimo de incidentes y ánimos exaltados. Al menos no tanto como lo son ahora. Se podría decir que el 13 de Junio de 1943 se oficializa la «declaración de guerra no escrita» entre Real Madrid y FC Barcelona.

Por aquellos años de postguerra el Real Madrid no era ni mucho menos el equipo dominante y ganador que años más tarde sería sino un equipo que iba a la zaga de Athletic de Bilbao y FC Barcelona, viviendo en una sequía permanente durante los primeros años posteriores a la Guerra Civil.

El FC Barcelona (por aquellos años denominado Club de Fútbol Barcelona) competía contra los vizcaínos por ser el club más importante de España. Aquella temporada 1942/43 el Barça realizó una actuación muy irregular en Liga, con una primera vuelta muy floja, que logró arreglar posteriormente acabando la competición a muy pocos puntos del ganador, el Athletic de Bilbao. En la Copa del Generalísimo había ido eliminado a los rivales con relativa facilidad hasta que se topó en su camino el Real Madrid.

En el partido de ida, disputado en el antiguo campo de Les Corts, el Barça se había impuesto al Real por 3-0 con un gran actuación de los catalanes que no dieron opción alguna a los madrileños; pero lo importante y decisivo de ese encuentro no estuvo sobre el cesped sino que sucedió en la grada, donde se produjo una pitada magnificada por la prensa de Madrid y que calentó mucho los ánimos en la capital de España.

Juan Deportista (ABC) o Rienzi  (Diario Madrid), lanzaron todo tipo de acusaciones sobre el Barça por el mal arbitraje sufrido en Les Corts y por la  «incalificable» actitud del público blaugrana.

Eduardo Teus (Diario Ya), promovió su campaña personal contra el Barça manifestando que, en el partido disputado en la Ciudad Condal, los jugadores madridistas habían sido insultados y maltratados por el público.

El partido de vuelta se había convertido en una cuestión de honor para la ciudad de Madrid, más que de un partido de fútbol.

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El por aquel entonces presidente del Barça, Enrique Piñeyro, intentó apaciguar los ánimos enviando a su homólogo del Real Madrid (Antonio Santos Pedralba) una carta de disculpas, mostrándole sus respetos por el Real Madrid y haciéndole saber que aquella pitada solo fue cosa de una minoría no representativa en el conjunto del club catalán. La carta no debió de llegar a buen destino o, si así lo hizo, no debió de ser tomada en consideración porque el recibimiento del Barcelona en Madrid fue de todo menos caballeroso.

Desde su llegada a Madrid los culés fueron increpados en todo momento, llegando incluso a recibir algún que otro botellazo/pedrada por parte de los vecinos madrileños, que así les mostraban su opinión sobre lo acontecido unos días antes. La pitada de la ida fue magnificada por el MARCA (e incluso por Mundo Deportivo) de tal forma que se llegó a comparar con otro incidente que había tenido lugar en Les Corts en 1925 ( la pitada al Himno Nacional) y que había sido sancionado con 6 meses de cierre del estadio culé, siendo Primo de Rivera el gobernante del país por aquellos tiempos.

La cosa pintaba mal para los culés. Y antes de empezar el partido se darían cuenta que aún pintaba peor de lo que se creían, cuando se enteraron de que el Delegado de Orden Público había hablado con el árbitro del encuentro, Ceferino Rodríguez, diciéndole:

 

«Mire cómo está la grada. No podemos permitir que aquí ocurra algo. Usted ya sabe lo que tiene que hacer»

 

Después de lo cual el colegiado se dirige al vestuario culé y les dice a los azulgranas:

 

«Sobre todo,que no ocurra nada; no toleraré ningún incidente»

 

Hasta aquí podría pasar por «normal»  en una época como aquella. Un partido caliente, época franquista, «advertencias» a los jugadores….pero fue mucho más allá de todo eso:

El encuentro comenzó y los goles del Real Madrid no se hicieron esperar. En el minuto 5, Pruden adelantaba a los blancos 1-0. Y así, uno detrás de otro fueron cayendo los goles del lado merengue hasta acabar los primeros 45 minutos con el escandaloso resultado de Real Madrid 8 – Barça 0. Este marcador es comprensible si tenemos en cuenta que el portero del Barça, Luis Miró, no pudo ni acercarse a defender su marco por la lluvia de objetos que caían cada vez que por allí asomaba. Calvet, cuando tenía que sacar de banda, lo hacía mirando hacia atrás para que no le dieran los objetos que se arrojaban desde la grada. En los córners, el público agarraba de la camiseta a los lanzadores del Barcelona. En uno de esos corners a Sospedra le lanzaron una botella que le pasó rozando la cabeza. El árbitro amonestó a Escolà, uno de los jugadores más correctos de la Liga española y expulsó a Benito por una entrada de lo más normal.

Al finalizar la primera mitad los azulgranas deciden en el vestuario que no saldrían a jugar los segundos 45 minutos. Estaban aterrados por lo que habían visto y así se lo hacen saber a su entrenador Pepe Nogués que se lo comunica al árbitro. Al poco, aparece un Coronel del Ejército en el vestuario del Barça y les dice a los jugadores:

 

«O salen al campo o de aquí van directamente a la cárcel. Todos detenidos»

 

Evidentemente salieron a jugar. No quedaba otra. Aquellos tiempos no eran para bromas con según qué cosas.

En la segunda parte los merengues aflojaron un poco la marcha goleadora y solo infligieron a los culés un parcial de 3-1. El gol del Barça en el minuto 89 de encuentro (con 11-0 en el marcador) fue tomado a absoluto  pitorreo por los espectadores de Chamartín, que no dudaron en la invasión de campo para continuar con la humillación a pie de césped.

Así se cerraba uno de los partidos más lamentables de la historia de nuestro fútbol…pero aún quedaba el detalle más surrealista: las multas. Los culés fueron multados con 2500 pesetas por los incidentes causados en la ida y ¡¡¡con 25000 pesetas con los incidentes causados (por su mera presencia) en la vuelta!!! .El Real Madrid fue multado con 5000 pesetas por la invasión de campo y por los alborotos causados (se repartieron silbatos a la entrada del campo para montar jarana).

Tras aquello, el Marca y otros rotativos sacaron portadas obviando cualquier mención a los incidentes producidos en Chamartín:

 

Esa era la versión oficial…»extraordinario partido del Real Madrid» «el encuentro transcurrió con total normalidad» salirse de ahí era arriesgarse a un severo correctivo por parte del Régimen. Así le sucedió a Samaranch (confeso seguidor del Español de Barcelona), que en un artículo en el periódico «La Prensa», criticó lo acontencido en Chamartín de un modo sutil, pero que daba a entender la enorme farsa que había sido aquel partido:

 

«¡11-1! Con 3-0 a su favor en la ida está eliminado el equipo que más posibilidades tenía para llegar al título de Campeón De España. No se martiricen pensando en las causas de estos hechos los incondicionales del Barcelona. Es un buen consejo. No hay que buscar culpables, porque no los hay en el «equipo» . Ya hemos dicho que el Barcelona no jugó ni bien ni mal. No existió. No se le vio en toda la tarde: Era lo mejor que podía pasar en aquellas circunstancias . Asi han quedado las cosas y hasta aqui podía llegar. Para ellos es la final. Son lo mismo 11 que 50. Pero esto ha sucedido a costa de perder Madrid y el Madrid aquella fama de caballerosidad de que tanto y tantas veces nos hablaban esos cronistas de gran renombre y prestigio, que más bien en lugar de dar ánimos como era su obligación han sido lo que han inducido a crear el estado de ánimo para superar el 3-0 favorable al Barcelona con un resultado y una descortesía mucho mayores…»

 

Automaticamente se le retiró el carnet de prensa al que sería en un futuro Delegado Nacional de Educación Física y Deportes y Procurador en las Cortes de Franco hasta 1977, además del máximo valedor de la ciudad de Barcelona para albergar los JJOO de 1992.

Los presidentes de los equipos de fútbol por aquel entonces eran gente puesta a dedo por el Régimen…aristócratas,militares,etc. Enric Piñeyro y otros dirigentes barcelonistas fueron insultados, agredidos y escupidos en la misma tribuna del estadio sin mediación de la policía. El president, un hombre afín al régimen, que había sido nombrado por decisión de las autoridades franquistas, presentó la dimisión irrevocable después del partido.

Tanto Piñeyro (aristócrata), presidente del Barça, como Santos Peralba (militar), presidente del Madrid, desaparecieron de la dirigencia de los clubs a raiz de aquello para intentar tapar aquel lamentable incidente.

Podemos decir que en 1943 nace verdaderamente la rivalidad mal entendida entre ambos clubs y que, año tras año, nos demuestran que un Madrid-Barça o un Barça-Real Madrid, no es solo un partido de fútbol.»La final de las botellas» en la Copa de 1968, el penalty de Guruceta en  1970, la agresión a Zubizarreta en 1990, el mecherazo a Roberto Carlos en 1997 o el lanzamiento de botellas y una cabeza de cochinillo a Figo en el año 2000…..son solo algunas muestras de que la relación de odio fraternal entre ambos clubs se mantiene con una salud envidiable setenta años después de aquella goleada de escándalo.