A veces en el fútbol se producen pequeños milagros que hacen de este deporte algo grande, digno de ser admirado. A veces sobre un césped embarrado no vale de nada que seas internacional, ni que seas máximo goleador de la Liga, ni que las mujeres te digan que eres muy guapo. En un campo embarrado y ante futbolistas hambrientos de gloria todo lo anterior no vale absolutamente nada. Así sucedió en la FA Cup inglesa de 1971/1972 cuando se enfrentaron en tercera ronda un equipo de Regional Preferente (Hereford) contra uno de Primera División (Newcastle).
A priori el marcador debería haber sido 10-0 pues, además de la evidente diferencia de calidad entre unos y otros, el partido fue disputado en el estadio del Newcastle ante 40.000 espectadores. Nada de eso ocurrió y los amateurs consiguieron un meritorio 2-2 en casa de uno de los equipos punteros de la Liga inglesa por aquel entonces. La estrella del Newcastle, Malcolm McDonald, llegó a decir después del encuentro que en el partido de desempate iba a marcar diez goles al Hereford, para así batir el record de máximo goleador en un solo encuentro. El bocazas pagó caras aquellas palabras.
El 5 de Febrero de 1972 fue el día elegido para que Hereford United y Newcastle se enfrentaran en el partido que habría de pasar a la historia como una de las mayores gestas de la FA Cup. El escenario de la batalla fue un campo de pueblo embarrado y lleno hasta los topes. Por un lado, internacionales ingleses confiados en sus posibilidades y por otro, panaderos, fontaneros y estudiantes buscando un dia de gloria ante sus vecinos.
El encuentro fue una sucesión de oportunidades para ambos equipos sobre un césped casi impracticable por zonas. El Hereford, más acostumbrado a jugar en estas condiciones, llegó a tener contra las cuerdas a los profesionales del Newcastle, rozando el gol en multitud de ocasiones pero sin conseguirlo. El Newcastle, por su parte, se veía superado por las ganas de vencer de los amateurs y a duras penas conseguían soportar las embestidas locales. Sin embargo, con el partido agonizando, el bocazas de McDonald marca de cabeza el 1-0…era el minuto 82 y parecía que hasta ahí iba a llegar el humilde Hereford en la FA Cup.
Los profesionales del Newcastle ya respiraban tranquilos, confiados en que el trabajo estaba ya hecho y que ahora solo era cuestión de dejar pasar los minutos en aquel patatal infame del Hereford. Las urracas volvieron a menospreciar a los locales y lo pagaron muy caro. Cinco minutos después del gol del arrogante McDonald, marca el empate Radford con un golazo desde 35 metros. El comienzo del milagro se empezaba a gestar. Habría prórroga y las fuerzas de las urracas parecían estar en el límite, mientras que los locales seguían y seguían corriendo amparados por los ánimos de un pueblo volcado que abarrotaba aquel humilde campo de categoría regional.
Como si se tratase de una fábula del mundo al revés, el Hereford encerró al Newcastle de los seis internacionales en su área, hasta hacerles prácticamente desear que aquello acabara así y que fuera el azar el que decidiera el ganador de aquella eliminatoria infernal. No tuvieron tanta suerte las urracas, ni el bocazas de McDonald pues, en el minuto 108, Ricky George marcaba el gol de la victoria del Hereford ante la invasión de campo de medio pueblo enloquecido por lo que estaba viendo.
«Heroes just for one day»…40 años después de aquello, sus protagonistas aún se emocionan al relatar todo lo sucedido aquel día. No es para menos.