Regreso a los años 90

Pues sí, Italia nos ha ganado, y bien además. Salvo por la típica cerdada de Motta hacia el final del encuentro, los italianos han desplegado un fútbol bueno, con gran solidez en defensa y una línea atacante muy atinada. La primera parte ha sido un monólogo italiano ante la inoperancia española, que asistía con la lengua fuera al derroche físico del rival. Los azules no corrían sino que volaban sobre el césped de París. Hacia el final del choque, con una España volcada al ataque, Italia hizo lo que mejor sabe hacer: sentenciar a la contra. 2-0 y para casa en octavos de final. Como en los años 90. Como casi siempre nos ha pasado con los italianos, salvo en estos últimos años, en los que el encantamiento parecía haberse roto. El encuentro contra Croacia no hacía augurar altas cotas para España y hoy se ha confirmado el fin de una generación que parecía que se resistía a morir, pero que finalmente ha dado el brazo a torcer ante una de sus bestias negras históricas. El cuento de hadas español se ha acabado. No seré yo quien busque culpables.

¿Y Argentina? Pues también sigue anclada, como si fuera una maldición, en 1993, año en el que ganó su último título, a pesar de las cuatro finales alcanzadas en estas dos últimas décadas. Leo Messi sigue estrellándose contra la fatalidad del partido decisivo y parece que ya no quiere sufrir más escarnio del dios burlón del fútbol. Aún en caliente, con los ojos todavía vidriosos, el astro argentino decía que ya no habrá más selección albiceleste para él, pero algo me hace pensar que eran palabras de un despecho pasajero y no las de un panegírico ante una capilla ardiente inevitable. A Messi le quedan aún años de fútbol y una última bala en Rusia 2018. Nos lo debe a todos, y el fútbol se lo debe a él.

El trienio de los goles

En la última docena de años, la Liga española se ha transformado en la más atractiva del mundo entero. Equipos como el Barcelona y el Real Madrid están en la cima del fútbol mundial por sus figuras, sus resultados y la calidad de su juego. Si consideramos los campeonatos disputados desde la temporada 2004/05, la del debut de Lionel Messi, podemos observar que el equipo azulgrana convirtió 1169 goles, a razón de 97,41 por estación. Su gran rival, en cambio, metió 1143 anotaciones, con un promedio de 95,25. Impresionante. En las últimas siete temporadas, desde 2009/10, los Merengues superaron la barrera de los 100 goles, con un pico de 121 en 2011/12. Los Culés lo hicieron durante 5 años consecutivos, a partir de 2011/12. Su máxima performance fue en 2012/13 con 115. Además, metieron 105 en 2008/09 y en las dos siguientes, 98 y 95, respectivamente. Y si hablamos de goleadores, ningún Pichichi bajó de 25 goles. Aunque hay números más impresionantes: Messi obtuvo marcas de 50 goles; con registros de 34; 31; 46 y 43. Pero no es el único cañonero. Su archirrival, Cristiano Ronaldo, alcanzó marcas de 40; 46; 31 y 48 goles, por ejemplo. Hubo otros goleadores eficaces: Diego Forlán anotó 32 veces en 2008/09 y Luis Suárez, 40 en la última edición. Las goleadas también son llamativas. El Barcelona logró 3 victorias por 8-0 en los últimos años. Y el Madrid no le fue en zaga. 9-1 al Granada, 10-2 al Rayo. Todos estos datos hacen que millones de personas en todo el planeta programen su agenda del fin de semana para ver los partidos de la Liga, a la espera de goles, juego y emoción.

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Y pensar que hubo una época que en la Argentina se vivían experiencias parecidas. Tres temporadas seguidas en las que era muy común que los equipos punteros superaran los 100 goles a favor. Y en las que los últimos sufrieran 100 o más contrastes. Hubo un Trienio en que los goleadores superaban los 40 goles. Fue hace mucho tiempo, cuando el profesionalismo apenas comenzaba.  La racha comenzó en 1937 y se extendió hasta 1939. Y para ilustrar la nota, bastará decir que, entre septiembre de 1936 y abril de 1938, no hubo ningún 0-0 en Primera División. 

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El dominio del Trienio estuvo en manos de Independiente. El club rojo se alzó con los títulos de 1938 y 1939 y el subcampeonato en el restante. Y en los tres años superó el centenar de goles. Fueron 106 en el primer torneo; 115 en el segundo y 103 en el tercero. La marca en la segunda temporada constituye el record de goleo en un campeonato. La delantera responsable de esos números estaba integrada por Juan José Maril o José Vilariño, Vicente de la Mata, Arsenio Erico, Antonio Sastre y José Zorrilla. Su rival en eficacia goleadora fue River Plate. A lo largo del Trienio anotó 106, 105 y 100 goles, respectivamente. Entre sus delanteros figuran Carlos Peucelle, Bernabé Ferreyra, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Luis María Rongo y Aristóbulo Deambrossi. También superaron la centena Boca Juniors, con 101 en 1937, y Racing con 102 en 1938.

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Otros equipos que aportaron su cuota goleadora fueron San Lorenzo (87 y 85 en los dos últimos años de la etapa), Huracán (82, 85 y 97 gritos), Gimnasia y Esgrima La Plata (83 en 1938). Clubes modestos también dejaron su huella en el Trienio de los Goles. Platense, por caso, en 1938, anotó 84 goles y encajó 100. Lanús, el actual campeón argentino, en 1939, convirtió 90 goles y recibió 85.

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Las delanteras goleadoras tuvieron también sus víctimas. En 1937, Argentinos Juniors sufrió 111 goles y Quilmes, 110. En 1938, además del mencionado Platense, Talleres de Remedios de Escalada recibió 103 tantos y Tigre, 102. Y en 1939, la valla de Ferrocarril Oeste fue vencida en 111 ocasiones. Pero el record negativo le correspondió al humilde Argentino de Quilmes. Este club del sur del Gran Buenos Aires jugó un solo año en primera división. Cosechó solo 4 puntos, producto de sendos empates con Gimnasia y Esgrima La Plata (0-0), Rosario Central (1-1), Platense (2-2) y Tigre (3-3). Es el único caso en que un equipo profesional no ganó ni un solo partido en un campeonato de todos contra todos. Convirtió apenas 35 goles y le marcaron la friolera de 148 tantos. Una diferencia de gol negativa de 113.

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Hubo otras vallas abundantemente vencidas. Vélez Sarsfield, 85 contrastes en 1938. Huracán, 85 a favor y 89 en contra en 1938. Lanús, 95 en 1938. Atlanta, 93 en 1939. Chacarita, 92 en 1938. Talleres, 87 en 1937. Tigre, 84 en 1937. Almagro, 94 en 1938.

Durante 1938 hubo hechos sorprendentes. En la 4º fecha, jugada el 8 de mayo, se marcó la pasmosa cantidad de 56 goles en 8 partidos. He aquí los resultados de la jornada:

  • Boca Juniors 7, Talleres (RE) 1
  • Chacarita Juniors 2, Racing 0
  • Independiente 9, Almagro 0
  • Lanús 3, Ferrocarril Oeste 3
  • Platense 6, Gimnasia y Esgrima La Plata 2
  • Tigre 2, Atlanta 3
  • Vélez Sarsfield 7, Huracán 2
  • Estudiantes de La Plata 1, River Plate 8

Un promedio de 7 goles por match. Pero lo más asombroso es que el 27 de noviembre, en la 31º fecha, se repitió el registro:

  • Boca Juniors 0, Independiente 4
  • Chacarita Juniors 3, San Lorenzo de Almagro 5
  • Estudiantes de La Plata 3, Lanús 2
  • Huracán 5, Atlanta 3
  • Platense 6, Tigre 3
  • Racing 7, Ferrocarril Oeste 2
  • Talleres (RE) 2, River Plate 5
  • Vélez Sarsfield 6, Almagro 0

Realmente, insuperable. En los 272 encuentros del Campeonato hubo 1334 goles, a razón de 4,9 por juego.

En ese mismo año Racing produjo una hazaña irrepetible. Convirtió 8 goles en tres partidos consecutivos. Comenzó goleando 8-2 a Platense en Avellaneda. Visitó a Estudiantes en La Plata y lo batió por idéntico marcador. La serie se cerró en su estadio ante Lanús: 8-1.

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Ya en el partido de primera ronda contra Platense hubo otro episodio histórico. En el hoy inexistente campo de Núñez, la Academia cerró el primer tiempo con una victoria parcial de

4-0. En la segunda mitad, los Calamares levantaron y a poco del final ganaban 5-4. Sobre la hora, Racing consiguió empatar y fue 5-5.

En la 7º fecha de la segunda ronda, River Plate derrotó a Independiente por 3-1 en Avellaneda. Parecía que el Rojo se despedía de la posibilidad de campeón. Para el siguiente compromiso, se hicieron algunos cambios. Antonio Sastre, que jugaba de lateral derecho, reemplazó a Reuben como interior izquierdo. Y Victorio Spinetto dejó su puesto de centrehalf para que entrara Leguizamón. Independiente ganó los últimos 10 partidos, convirtió 45 goles, salió campeón y alcanzó la marca record de 115 tantos.

En este Trienio hubo goleadas para todos los gustos. Independiente batió a Almagro 9-0 y a Chacarita 9-2. Lanús barrió a Ferro 9-1 y Huracán a Tigre 9-3. También hubo amplios triunfos entre grandes: Boca 7, Racing 1 y River 6, San Lorenzo 1 (1937). Este es el resumen de los resultados abultados:

  • 9-0: una vez
  • 9-1: una vez
  • 9-2: una vez
  • 9-3: una vez
  • 8-0: cuatro veces.
  • 8-1: dos veces
  • 8-2: cuatro veces
  • 7-0: cuatro veces
  • 7-1: once veces
  • 7-2: siete veces
  • 7-3: cuatro veces
  • 7-4: una vez
  • 6-0: ocho veces
  • 6-1: quince veces
  • 6-2: diecinueve veces
  • 6-3: cinco veces
  • 6-4: dos veces
  • 5-5: tres veces

Estos extraordinarios números no hubieran sido posibles sin fructíferos goleadores. Entre los destacados figuran próceres del fútbol rioplatense. José Manuel Moreno (River) con 32 tantos en 1937. Herminio Masantonio (Huracán) metió 28 en 1937 y 1939. Evaristo Barrera (Racing) convirtió 27 veces en 1937. Bernabé Ferreyra lo igualó en el mismo año. Florencio Caffaratti (Vélez) y Luis M. Rongo (River) gritaron 32 veces cada uno en 1938. El mismo año, Emilio Baldonedo (Huracán) marcó 30; y 26 al año siguiente. Vicente de la Mata (Independiente) se anotó con 27 goles. En 1939, el español Isidro Lángara (San Lorenzo) metió 34 y Luis Arrieta (Lanús), 31.

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Pero el máximo goleador del período fue el paraguayo Arsenio Erico (Independiente). Su juego era espectacular. Cuando el poeta Paul Éluard lo vio jugar exclamó “C’est Nijinski!”. Su eficacia lo ubicó al tope de la lista de romperredes los tres años. En 1937 convirtió 47 goles, record inaccesible para un solo campeonato. Ese año marcó 6 hattricks y una vez 4 goles. Pero el tope de su eficacia ocurrió contra Quilmes. Independiente ganó 7-1 y Erico derrotó 6 veces al arquero Aranda.

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En 1938 volvió a superar la frontera de los 40 goles. Marcó 43, con 3 hattricks, un póker a Chacarita y un quinteto a Vélez Sarsfield. Por esos años, la tabacalera “Cigarrillos 43” había instituido un premio en efectivo para el jugador que convirtiera exactamente esa cantidad. La leyenda dice que en el último partido del campeonato, ante Lanús (8-2), Arsenio alcanzó esa cifra con su segundo gol. Entonces, para asegurarse la recompensa, dejó de patear al arco y se dedicó a asistir a sus compañeros.

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En 1939, volvió a marcarle 5 tantos a Vélez, además de dos tripletes. Fue una vez más goleador del torneo, esta vez con 40 conversiones. En total, 130 goles en 3 años. Unas estadísticas comparables a las de Lionel Messi.

Los números son elocuentes. Es difícil saber cuáles son las causas de tamaña eficacia. Es probable que hubiera demasiada diferencia de capacidad entre los clubes grandes y los chicos. Aunque ya hemos mostrado que los clubes humildes también revelaron poder de gol en este Trienio. Otra posible razón puede ser una mentalidad más ofensiva, un afán de mantener la intensidad hasta el minuto 90. Y recordemos que, dado que no había sustituciones, las figuras jugaban el 100% del tiempo; con el consiguiente mantenimiento del nivel de juego.

Hoy en día, el campeonato argentino anda escaso de goles. Cuando un equipo gana 3-0, la prensa titula “Goleada de Boca”. Es verdad que los jugadores están mejor entrenados, que las posibilidades tácticas son mayores y que los equipos son más parejos. Pero los hinchas queremos emoción. Anhelamos jornadas con muchos gritos. Ojalá que los goles puedan volver. Los idealistas no perdemos la esperanza.

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Verano de Copas

Hoy empieza la Eurocopa. Alegría y jolgorio para los amantes del fútbol pues se solapará por primera vez con los partidos de la Copa América. Algún demente del balompié (no estoy mirando a nadie) podrá comenzar a ver fútbol a las tres de la tarde y acabar a las seis de la mañana, como si se tratara de un maratón ininterrumpido de goles, gritos e imprecaciones en diversos acentos del idioma español.

Mi pronóstico en ambas competiciones es difuso, pero en la Eurocopa es directamente fundido a negro. Si en la Copa América Centenario veo hasta a cuatro aspirantes al título (Argentina, Brasil, Colombia, México), en la Euro solo avizoro favoritos y más favoritos, no teniendo ni una mínima intuición de quién ganará. Francia, por aquello de la localía y el equipazo que tiene, es evidente que figura en el podio de los aspirantes, pero hay otra media docena de equipos (ojo a Inglaterra), que podrían ganar la máxima competición de selecciones del viejo continente. Hasta España, con un equipo en remodelación, podría tener una oportunidad de, al menos, rememorar aquella final dramática de 1984. Pero es que después aparece una tal Alemania que, aunque en ligera decadencia, también podría dar la campanada. Italia, Croacia, Bélgica…y, hasta si me apuran, Polonia, tiene chances de rascar algo en esta edición. Pronosticar dos vencedores en estas competiciones siamesas euro-americanas se antoja muy difícil pero, como se dice en mi tierra, » O falar non ten cancelas» (el hablar no tiene puertas), así que voy a dar dos equipos: Argentina e Inglaterra*.

*Ante mi incapacidad por vislumbrar dos vencedores invoqué a tres arúspices y dos Sibilas, pero debido a mi desconocimiento de lenguas clásicas, tuve que ponerme en contacto con Benjamín Parravicini para poder pronosticar con cierta fiabilidad. Dicho queda.