Allá por finales de los años 60,cuando el mundillo del arbitraje estaba copado por señores calvos,barrigones y con aspecto de burócratas de ventanilla venidos a más,apareció Emilio Guruceta Muro, el colegiado que revolucionó el árbitraje en todos los sentidos.
Guruceta debutó como colegiado de primera división española a los 28 años,un record que permaneció vigente hasta esta temporada con el ascenso de Gil Manzano de 27 años. Sobre el césped era un tipo chulo y altivo, con más aspecto de galán televisivo o de futbolista que de árbitro.Muchos chavales (y no tan chavales) que se sentían un poco avergonzados por ser árbitros, vieron la luz con Guruceta.El arbitro podía ser arrogante,estiloso,prepotente y desafiante.Con Guruceta, España descubrió que «el señor de negro» ya no sería nunca más un desgraciado nacido para ser insultado impunemente.
Guruceta fue un icono para muchos árbitros de su tiempo.Al menos lo fue en el aspecto físico y en las formas.Guruceta Muro se veía a sí mismo como a un artista, que según como estuviera de inspirado, podía ser despedido a almohadillazos o entre aplausos y vítores.Guruceta Muro era como un torero vanidoso y autoritario que miraba al tendido con desdén.Pasaba de las críticas de la prensa diciendo que él era un «amateur» y que era normal que se equivocara.Tenía tablas para hacer callar a jugadores,directivos y periodistas con un simple gesto o una frase.Guruceta era el «enfant terrible» del arbitraje español y lo iban a tener que soportar quisieran o no.
El apellido de Guruceta siempre irá unido al escándalo en Cuartos de final de la Copa del Generalísimo de 1970.En el partido de ida del Bernabeu,los merengues se habían impuesto a los azulgranas por 2-0.El partido de vuelta en Barcelona se presentaba muy caliente.
El Barça tenía el partido encarrilado en el Camp Nou por 1-0 y amenazaba con empatar la eliminatoria cuando Guruceta en el minuto 60 se sacó de la manga un penalty en contra de los culés por una falta (inexistente) cometida un metro fuera del área.La que se lió aquella noche en el campo barcelonista fue tremenda.Manuel Vázquez Montalbán escribió sobre aquello:
«Guruceta extiende el brazo y avanza corriendo hacia el punto de penalty. Un grito roto nace en la garganta de los espectadores, las almohadillas parecen ya amapolas entre los trigales verdes. Los jugadores barcelonistas inician un movimiento de retirada hacia los vestuarios, Rifé, Rexach, Torres, Reina parecen los más decididos. Siguen brotando las amapolas nocturnas sobre el cesped. La lluvia de almohadillas es impresionante.
Veinte, treinta mil almohadillas llenan la noche de extrañas coloraciones, y detras de las almohadillas surgen los primeros espectadores. No saltan para agredir al árbitro. Saltan para decir a los jugadores que se vayan. Guruceta empieza a inquietarse. Nadie le toca ni un pelo en toda la noche…pero alguien le aconseja «pies para que os quiero». El campo ya es del pueblo: cinco, seis, diez mil personas pasean las banderas del Barça, gritan el nombre del club, avanzan hacia el palco presidencial. El espectáculo supera el mejor partido que hayan visto ustedes en su vida. Incluso los burgueses con puro de tribuna gritan por fin ¿por qué?. La respuesta está en un pozo oscuro, profundo, que tal vez algún día pueda clarificarse.
Hoy es fiesta se respira libertad y la noche tiene los colores más propicios. El público grita «Barça, Barça, Barça» por encima de la derrota que ya asumen, pero paladeando la victoria estética y moral de una noche en la que el público cree hacer justicia»
Todo el campo (incluído el linier) había visto que aquella acción (que no era ni falta) ocurría claramente fuera del área.A Guruceta no le tembló el pulso…aquello era penalty y punto en boca.Ríos de tinta corrieron (y corren) diciendo que Guruceta estaba teledirigido por el Presidente del Colegio Nacional de Árbitros,José Plaza,para que beneficiara al Real Madrid todo lo que pudiese.Cierto o no,el caso es que jamás Guruceta le volvió a pitar al Barça pues los culés lo recusaron (antes existía la posibilidad de vetar a los árbitros) durante las 14 temporadas siguientes, a raíz de aquellos tristes sucesos de 1970.
Guruceta fue sancionado con 6 meses de inhabilitación por aquel penalty que se sacó de la chistera.A su vuelta a los terrenos de juego aún era más famoso y despertaba más amores y odios que al principio.Se había convertido en un icono del arbitraje a sus escasos 30 años.Es verdad que había logrado su fama a base de escándalos,pero también no era menos cierto que había dignificado a una profesión que era de parias hasta antes de su llegada.
La carrera de Guruceta fue larguísima y solo le faltó en su historial el arbitrar una fase final de un Mundial,una espina que siempre llevó consigo y que consideraba más una venganza contra él que otra cosa.Tras 16 temporadas en la élite del arbitraje,el carismático colegiado guipuzcoano iba a disputar su última temporada en activo aquella Liga 1986/87. A sus 45 años,Guruceta daba sus últimos coletazos como árbitro en la Liga española,mientras tomaba posiciones en el mundo empresarial al fundar una empresa de zapatillas deportivas con su propio nombre (en Cataluña la marca cambiaba de nombre comercial por motivos evidentes).
Todo parecía sonreir a Guruceta:icono del arbitraje,felizmente casado y próspero hombre de negocios….pero el Destino le tenía guardado un desenlace trágico.Tras arbitrar el Español 3 – Mallorca 1,disputado el 21 de Febrero de 1987,decide no volver a su casa en Elche y quedarse en Barcelona para desde allí viajar a Pamplona,donde debía arbitrar el Osasuna-Real Madrid.
Guruceta,acompañado de sus dos linieres,puso rumbo a Navarra.Era él el que pilotaba aquel BMW bajo una lluvia incesante mientras presumía ante sus pasajeros:
«….tenéis suerte de que sea del Norte y que esté acostumbrado a conducir sobre mojado….»
Al poco de decir aquellas palabras,el flamante BMW de Guruceta,que iba circulando por Fraga (Huesca),hacía » aquaplaning» y se incrustaba en la caja de un camión debidamente señalizado que estaba realizando obras de mantenimiento en la autopista.A causa del brutal choque,fallecen Guruceta y uno de sus linieres,mientras que el otro es herido de poca consideración.
La prensa de todo el país abrió en portada con la muerte de Guruceta Muro,el icono del arbitraje español.La foto del colegiado español con la mirada perdida ,ensangrentado y encarcelado entre los hierros retorcidos de su BMW, habla bien a las claras de que el periodismo por aquel entonces tenía bastante menos tacto con las victimas mortales que en la actualidad.
Tras la muerte del árbitro vasco,todos aquellos que lo criticaron incesantemente a lo largo de su carrera pasaron a alabarlo en público como si fuera poco menos que un querido familiar.Los errores de Guruceta habían pasado de «conspiraciones centralistas» a «fallitos humanos lógicos de entender y perdonar».De «un cabrón chulo y prepotente» había pasado a ser «una buena persona, socarrón y de carácter fuerte».Así somos los españoles…hay que morirse para que tus enemigos digan entre sollozos de plañidera lo gran profesional y magnífica persona que eras en vida.
La muerte de Guruceta dejó un enorme vacío en el estamento arbitral español,que perdía al primer árbitro mediático de su Historia.Como un James Dean del silbato, se iba un referente y espejo de muchos jóvenes árbitros ibéricos.Recordado por escándalos pero también por su gran personalidad y talento natural para el arbitraje, la influencia del guipuzcoano llega hasta nuestros días.Cuando ves a Muñiz Fernández sabes que un poco de Guruceta Muro está presente en ese hombre de peinado engominado y gestos chulescos.
Aunque Guruceta fue un colegiado con muchas sombras (se demostró que aceptó sobornos en la semifinal de la UEFA 1984 entre Anderlecht y Nottingham Forest),también fue luz para una profesión denostada e infravalorada.Aquel mocetón guipuzcoano fue pionero en el arbitraje moderno español.No es fácil juzgar a Guruceta en términos absolutos pero creo que, a pesar de los pesares,dio al arbitraje español más de lo que le quitó.
Emilio Carlos Guruceta Muro fue el primer divo de negro,el primero que quiso robarle protagonismo a esos engreídos futbolistas.Lo consiguió hasta en el día de su muerte.