Walter Machado da Silva y el Barça

A lo largo de la historia del fútbol, no han sido pocos los fichajes que les han salido «rana» a grandes Clubs por muy diversos motivos: falta de adaptación a la Liga local, llegar ya lesionado, borracheras e indisciplinas o simplemente ser un paquete y no dar el nivel de juego necesario. Pero el caso que nos ocupa es bastante más surrealista que todo lo anterior, pues en el año 1966, el FC Barcelona (Club de Fútbol Barcelona por aquel entonces) ficha a un internacional brasileño a pesar del veto que existía en la Liga española para que jugaran extranjeros. El jugador era Walter Machado da Silva, que venía de jugar el Mundial 66 con Brasil, habiendo sido eliminado por Portugal 3-1. Aunque Silva «Batuta» no había sido titular en aquel Mundial, la directiva del Barça pensó que sería una buena idea ficharlo, aprovechando un soplo (dicen que de Samaranch) que afirmaba que el veto a los jugadores extranjeros en España se iba a levantar. El presidente del Barça, Enric Llaudet, se frotaba la manos pensando en el excelente negocio que había realizado al fichar a uno de los mejores jugadores de la época mucho antes de que cualquier conjunto español pudiera hacerlo. La cosa al final no fue tan bien como el presidente Llaudet había imaginado.

Llaudet, que había zanjado la deuda del Barça por la construcción del Camp Nou gracias a la recalificación de terrenos (que Franco había concedido expresamente por los terrenos del antiguo campo culé de Les Corts), representaba a la alta burguesía textil catalana, que hablaba en catalán en su casa y después hacía genuflexiones y alabanzas al Caudillo en la calle. Era  un tipo socarrón, campechano y que gustaba del buen vivir. Presumía de su gran visión empresarial,a pesar de que él simplemente era el heredero del imperio que su padre había levantado. El caso Machado fue a la postre su último acto «de relevancia» como presidente del Barça.

El Barça en la época de Llaudet distaba mucho de ser un club boyante ni en lo económico ni en lo deportivo, pues su presidencia había coincidido con la retirada de Kubala y la venta de Luis Suárez al Inter, además de una sequía de títulos bastante acusada. En esa situación se vio el fichaje de Machado da Silva como un revulsivo y un golpe en la mesa que volvería a poner al Barça en el candelero, como había sido en los primeros años de la post-guerra.

Así, la vispera de Navidad de 1966, se anuncia a bombo y platillo la llegada desde el Flamengo de Walter Machado da Silva, intentando quitar hierro al asunto de que el brasileño no podía jugar en España en aquel momento.

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A lo que el Presidente culé añadía en rueda de prensa:

«El brasileño ha sido contratado como reclamo para partidos internacionales del Barcelona. A mediodía de hoy, el C. F. Barcelona ha convocado a los representantes de la Prensa y Radio de esta ciudad, para dar cuenta de los pormenores del fichaje del jugador brasileño Walter Machado da Silva. Remarcó el señor Llaudet, presidente del club, la postura del Barcelona, alegando que la contratación del jugador no significa, ni remotamente, un enfrentamiento de su club con las disposiciones vigentes por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, sino que se trataba pura y simplemente de ofrecer un espectáculo a los socios y simpatizantes del Barcelona,debido a la pronta eliminación del equipo en la Copa de Ferias.»

Unas semanas antes el socarrón Llaudet había dicho que en caso de que el Machado no pudiera jugar en España siempre le podría hacer de chofer, pues «siempre había querido tener un chófer negro». Tras el revuelo causado por sus palabras replicó que «sentía gran simpatía por los negros y que si fuera necesario sería él que haría de chófer a Machado». Así sucedió en la llegada del jugador a la Ciudad Condal, cuando el Presidente del Barça hizo de chófer desde el aeropuerto hasta las oficinas del Club. Al menos eso contó él años después en esta entrevista:

 

 

El 21 de Febrero fue el día en el que el brasileño llegó a Barcelona. Prometía goles y no tenía dudas de que los problemas con la Federación española se solucionarían:

Un mes después, con todo el papeleo resuelto en Brasil, se reincorpora a la disciplina culé y aplaca los rumores que decían que abandonaría el Barça para volverse de nuevo a Brasil al final de temporada:

«La novedad en el estadio azulgrana fue la reincorporación del internacional brasileño Machado da Silva. Por cierto que el «moreno», después de la sesión matinal tuvo que eludir, «al alimón» con Don Ricardo Combas, un verdadero aluvión de muchachos que a toda costa pretendíanle un autógrafo.

Antes de subir por las escaleras que dan acceso a los vestuarios, charlamos unos momentos con Silva:

– ¿Es cierto lo que dicen desde Río que te marcharás otra vez al Brasil en julio, si no resuelve tu situación el Barcelona?

+ Son unos «maldosos» —quiere decir malos—. ¿Hubiera traído, acaso, a toda mi familia si existiera en mí este propósito? .

– ¿Ya tienes piso?

+Si, todo resuelto. Tengo un bonito piso cerca del estadio.

– Cómo estás físicamente?

+ Apenas si pude entrenar unos pocos días, ya que la mayor parte del tiempo la dediqué a resolver mis asuntos particulares.

– Estarás en buena condición el miércoles, para jugar contra el Cagliari?

+ ¡Si! —responde entusiásticamente.»  (Mundo Deportivo, 23/3/67)

Con  el paso de los meses y la decisión de la Delegación de Deportes confirmada, imposibilitando la alineación de extranjeros en la Liga, empiezan las negociaciones con el Santos para intentar vender a Machado, que simplemente había entrenado y jugado unos pocos amistosos desde su llegada al Barça.

Así, el 7 de Julio de 1967 se anuncia la venta del jugador:

Finalmente se hace público el valor del traspaso del jugador. Todo un «negociazo» para el Barça que lo compró por 12 y lo vendía por 7 millones de pesetas, sin haber jugado un solo partido oficial.

Finalmente no recalaría en el Bangú sino en el Flamengo, previo paso por el Santos.

Años después el brasileño volvería al Camp Nou para jugar un par de Torneos «Joan Gamper».  El primero en 1968 con el Flamengo, donde marcaría el cuarto gol de los brasileños y el segundo, ya muy próximo a su retirada, defendiendo los colores del Vasco da Gama.