Europeos en Argentina.

Cedo una vez más los controles de la nave a mi buen amigo Germán Magide para que nos vuelva a sorprender con una historia de fútbol,que pese a tratar sobre jugadores europeos en Argentina,nos es bastante ajena en algunos nombres.Una nota de historiador del fútbol con mayúsculas.

Disfruten!

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Cuando a mediados de2012 el Botafogo de Río de Janeiro anunció la contratación de Clarence Seedorf, el ambiente futbolístico se sacudió. Y es lógico, ya que no es habitual que jugadores europeos crucen el Atlántico para desarrollar su carrera en América del Sur. Especialmente, cuando se trata de hombres consagrados como el holandés. No faltarán los puristas que digan que el moreno nació en Surinam, por lo que, en sentido estricto, es sudamericano. Pero, tecnicismos aparte, se trata del europeo de más renombre en jugar en un equipo del subcontinente desde los tiempos en que Dragoslav Sekularac se desempeñó en Colombia.

¿Y en Argentina? ¿Hubo o hay futbolistas del Viejo Continente? Si nos remontamos a los albores del juego, veremos que los pioneros fueron residentes británicos. Vean, pues, la alineación del Selección Argentina para su primer partido, jugado en 1901.

Rudd; W. Leslie y Addecot; Mack, Ratcliff y Duggan; G. Leslie, Leonard, Anderson, C. Dickinson y G. Dickinson.

No son apellidos muy criollos que digamos ¿verdad?

En tiempos más evolucionados, se registraron las presencias de varios jugadores europeos en equipos argentinos. Pero una pequeña parte inició su carrera deportiva en su país natal. La gran mayoría es fruto de la inmensa ola migratoria que se volcó en estas playas a ambos lados de 1900. Es decir que nacieron en Europa, inmigraron a la Argentina de niños y, de grandes, se hicieron jugadores en su país de adopción.

Entre los destacados de esta lista están el irlandés Paddy McCarthy (que además boxeaba), los italianos Antonio Campilongo, Dante Mírcoli, Franco Frassoldati, Delio Onnis (goleador record en Francia) y Pocho Novello; los españoles Manuel De Saa, Ramón Cabrero (DT campeón con Lanús), Antonio García Ameijenda, Eduardo Anzarda, Julio Alas, Jesús Martínez y, en la actualidad, Iván Moreno y

Fabianesi (cuyo doble apellido causó innumerables confusiones a periodistas, hinchas y entrenadores rivales)

(Obsérvese el epígrafe de la imagen con el verbo en plural)

El griego Claudio Hiotidis y los húngaros Ignacio Berenguer y Luis Bottyan también integran esta lista.

Como en toda historia, hubo hechos insólitos, curiosos e inexplicables. Tal es el caso de Rodolfo Kralj, nacido en Belgrado (Serbia), cuando aún era la capital de Yugoslavia. Fue jugador de Ferro. En 1978, colaboró con César Menotti. O Vladimiro Tarnawsky, oriundo de Kiev (Ucrania, a la sazón parte de la URSS). Nacionalizado argentino, jugó medio partido para la selección antes de emigrar a la NASL.

Otro nacionalizado fue Pedro “Arico” Suárez (nacido en España), mundialista en 1930. Hasta hubo campeones mundiales: el italiano Ernesto Vidal, nacido en Buje (hoy Croacia), se inició en Rosario, pasó a Uruguay donde se nacionalizó y fue parte de la gesta celeste de 1950.

Un caso extraño es el de Mierko Blazina, arquero de San Lorenzo. Nació en Gorizia, en ese momento parte de Yugoslavia (precisamente, Eslovenia); pero hoy Italia. Algo similar ocurrió con Custodio Méndes. Fue presentado como portugués; pero luego se supo que había nacido en Cabo Verde antes de que el archipiélago se independizara; por lo que puede considerarse el primer africano en jugar en Argentina.

Algunos de estos inmigrantes, desandaron el camino y volvieron a Europa donde incluso jugaron para las selecciones de sus países natales; como Christian Rudzky, nacido en Checoslovaquia.

El inmigrante que más huella dejó en el fútbol vernáculo fue Renato Cesarini. Emigrado de Italia, comenzó su carrera en Chacarita; continuó en River y jugó para la Albiceleste. Fue transferido a la Juventus donde sus goles in extremis acuñaron la expresión Zona Cesarini, para designar a los últimos cinco minutos del partido. Jugó para la Nazionale y volvió a Argentina. Su legado más valioso lo dejó como entrenador y mentor de La Máquina de River. Gustaba de afirmar sus enseñanzas con frases que mantienen su vigencia: “Para ser profundo, hay que ser ancho”; “A jugador parado, equipo movido”, y tantas otras.

Las historias de los que provinieron de Europa con el correspondiente pase son variadas e interesantes. En los primero años del Siglo XX hubo un alemán, Marius Hiller, que era jugador amateur en su patria. La empresa donde trabajaba lo trasladó a Argentina. Aprovechó para continuar aquí su carrera futbolística con singular éxito. Tanto que integró nuestra Selección cuando ya había jugado por la Germana.

En 1912, el escocés Alexander McCulloch vino de gira con el Swindon Town y se quedó un año jugando en Boca Juniors.

Cuando estalló la Guerra Civil Española (1936-1939), varios futbolistas vascos crearon un equipo que jugaba amistosos por todo el mundo. Se llamaba Selección de Euzkadi. Varios de sus miembros recalaron en Argentina al caer el País Vasco bajo el Bando Nacional. Sus nombres son Gregorio Blasco (primer arquero en usar guantes en el Río de la Plata), Serafín Aedo y los veteranos de Italia’34, Leonardo Cilaurren y José Iraragorri.

Pero dos hombres son un hito en este capítulo de la historia. Isidro Lángara llegó a San Lorenzo en 1939. Debutó con cuatro goles a River Plate. Marcó 110 goles para la azulgrana y gracias a él, muchos inmigrantes hispanos se hicieron hinchas del Ciclón. A su lado brilló durante 352 partidos, entre 1939 y 1952, don Ángel Zubieta, el europeo con más presencias en campeonatos argentinos. Tozudo como buen vasco, cierta vez jugó medio partido con un pie fracturado.

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Bajo parecidas circunstancias, pasó brevemente por Vélez Sarsfield el catalán Julio Munlloch.

Otro mundialista fue el húngaro Ferenc Sohn “Sas”, subcampeón mundial en 1938 y estrella de Boca. Se vino escapando de la Segunda Guerra Mundial. Contaba que su apellido (Sohn) no era húngaro, por lo que lo transformó en Sas (“águila” en magyar) para poder integrar el equipo nacional.

En 1948, un dirigente rosarino viajó a Gran Bretaña, comisionado por la AFA para contratar árbitros ingleses, ya que los de por aquí no eran muy confiables. Al volver, se trajo tres jugadores escoceses, Donald McDonald, William Killpatrick y Stewart McCallum. Le habían dicho que eran las grandes promesas de las tierras de la gaita y el kilt. Los fichó Newell’s Old Boys y duraron apenas tres partidos.

En la década de 1960, los presidentes de Boca (Alberto J. Armando) y River (Antonio V. Liberti) lanzaron el fútbol-espectáculo y se abocaron a contratar figuras extranjeras.

De esta manera llegó al club de la banda roja el español Pepillo (José García Castro); cuyo mayor logro fue marcarle un gol a Boca para empatar el Superclásico de 1961.

De España también arribaron Martín Goicoechea (1987) y Javier Artero (1992); que hoy en día sufre una terrible enfermedad. Y de Francia Christophe Robert, que llegó sospechado de aceptar sobornos de Monsieur Tapie (Presidente de la OM) y se fue en silencio sin que nadie se percatara.

Los tiempos de la globalización trajeron algunos elementos exóticos, como el potente delantero Velko Iotov de Bulgaria (mundialista en 1994), que jugó varios partidos en Newell’s; aunque no llegó a brillar debido a varias lesiones. En los últimos años de la centuria pasada; pasaron por las filas boquenses, sin mucha gloria y con bastante pena, el húngaro Robert Waltner y el belga Mikael Yourassowsky.

En el último tercio del Siglo XX el movimiento migratorio se invirtió y fueron los argentinos los que comenzaron a buscar oportunidades en el extranjero. Allí prosperaron, tuvieron hijos y volvieron para que sus descendientes aportaran sus habilidades a los equipos criollos. Tal es el caso de Dylan Gissi, jugador de Estudiantes nacido en Suiza.

Y de todos los jugadores argentinos que transitaron y transitan por los campos de juego europeos ¿qué se podía esperar? También ellos trajeron a su prole para que

engrosara el historial. Pablo Trobbiani (hijo de Marcelo, nacido en España), Maximiliano Kadijevic (hijo de Luis, nacido en Grecia) y los franceses Dougall Montagnoli y Sergé Cadilé sirven de ejemplo para esta categoría.

El duro defensor Jorge “Pipa” Higuaín tuvo una breve experiencia profesional en Brest (Francia). Allí nació Gonzalo Higuaín, goleador del Real Madrid y de la Selección Argentina. Historia casi idéntica a la vivida por un casi desconocido Jorge Trezeguet, que defendió los colores del FC Rouen en la segunda mitad de la década de 1970. Allá, en 1977, nació David Trezeguet. Vuelto con sus padres a la Argentina, vivió su infancia en Buenos Aires, donde se inició como futbolista. Ya como profesional; regresó a su país natal; con cuya selección ganó un Campeonato Mundial, una Eurocopa y un subcampeonato mundial. Hoy defiende los colores riverplatenses, a los que ayudó a retornar a Primera División. Es, sin duda, el europeo más exitoso que haya vestido hasta ahora la casaca de un club nacional.

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Quedan para el final las historias más extrañas.

En los años ’90, jugó algunos partidos un armenio llamado Sarkis Vardanian. Justamente, su club fue el Deportivo Armenio. ¿Cómo llegó a la Argentina? Misterio. ¿Dónde está ahora? Mayor misterio.

Pero los hombres de origen más exótico fueron dos jugadores que vistieron la camiseta de Boca entre 1908 y 1911. Sus nombres eran José Bellocq y Rafael Pratt. Habían nacido en Gibraltar. No fue posible averiguar mucho sobre estos muchachos. Desconocemos si provenían de algún club del Peñón o si eran inmigrantes. Tampoco hay información sobre dónde continuaron sus carreras, si es que lo hicieron. Sí se sabe que terminaron sus días en Buenos Aires.

En estos días globalizados…las distancias se acortan, los límites se desdibujan, las diferencias se diluyen. Al final de estas líneas, solo se me ocurre una reflexión: la pelota no sabe de fronteras. La pelota es universal.

 

 

7 comentarios en “Europeos en Argentina.

  1. Curioso lo de los armenios en Argentina.Son de esa inmigración «invisible»,comparada con la italiana y la española, pero que deja algún apellido ilustre como Nalbaldian.

    Gran entrada,Germán….como siempre 🙂

    1. En nuestra patria hay Deportivo Español, Sportivo Italiano, Deportivo Paraguayo, Deportivo Armenio, Sociedad Alemana de Gimnasia, Deportiva Francesa, Macabi, etc. No todos juegan al fútbol; pero hay clubes de todas las colectividades. Saludos

  2. Una entrada que podría ser de interés sería averiguar si hubo futbolistas argentinos que llegaron a Europa justo al final de sus carreras. Muy completo el comentario. Gracias y saludos desde Alicante (España).

  3. Daniele De Rossi, reciente incorporación de Boca Juniors, es el europeo de más renombre que haya jugado para un equipo nacional desde Isidro Lángara

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