Hoy estoy bastante vago y no me apetece escribir nada,así que les dejó con un corta-pega de http://www.foroelmito.com acerca de uno de los jugadores más míticos del Real Madrid en su Historia,Goyo Benito:duro pero justo.
___________________________________________
Gregorio «Goyo» Benito Rubio, futbolista español, nacido el 21 de octubre de 1946 en Puente del Arzobispo, provincia de Toledo. Jugaba en la posición de Central, y jugó casi toda su carrera en el Real Madrid donde fue toda una institución. No dotado de una excelente técnica, su firmeza, bravura y contundencia como defensa le convirtieron en uno de los últimos exponentes de la llamada furia española.
Comienza sus primeros pasos en el equipo de los Salesianos de Atocha hasta los dieciséis años, edad en la que entra a formar parte de las categorías inferiores del Real Madrid. Ahí tiene la inmensa fortuna de encontrarse con Martín Landa de entrenador, iniciando una fulgurante carrera que le conduce a la categoría de internacional juvenil, en donde coincide con una generación de jugadores, Rexach, Rojo, Pujol… que estaban llamados a dar grandes días de gloria al fútbol español. Este paso iba a obligar a Benito a aparcar una de sus vocaciones infantiles, el atletismo, deporte con el que llegó a proclamarse campeón nacional a nivel escolar en la especialidad de jabalina.
Tras su etapa como juvenil, pasa al conjunto amateur con el que se proclama campeón de España de aficionados, el primer título de “Goyo” con el Real Madrid. La final se disputó el 2 de julio de 1967 en Alicante, siendo sus compañeros en aquella ocasión Mendieta, Barallo, Inés, Sierra, Calleja, Asensi, García Ramos, Aparicio y Jiménez. Un éxito que ponía colofón a unos inicios más que esperanzadores como futbolista, pero antes de llegar a ver cumplido el sueño de jugar en el Bernabéu, Benito tendría que pasar por la «reválida» de la cesión, yéndose cedido al Rayo Vallecano.
Tras diversas especulaciones sobre su futuro, una vez cumplido el servicio militar, Miguel Muñoz da el visto bueno para que, de manera definitiva, quede enrolado en la primera plantilla del Real Madrid. El 4 de agosto de 1969 firma su primer contrato profesional con el “club de su vida”, debutando el 27 de octubre de 1969 en San Sebastián ante la Real Sociedad. El Real Madrid venció por dos a uno, formando con el siguiente once: Junquera; Espíldora, De Felipe, Benito; Pirri, Zoco; Fleitas, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Un día inolvidable que no fue más que el principio de una temporada que supuso su consagración en el Real Madrid. Benito terminó jugando treinta y cinco partidos completos y la prensa empezaba a ver en él al hombre que tomaría el relevo de Pedro de Felipe.
A partir de este punto se inicia una inmejorable trayectoria como jugador blanco, consiguiendo un total de once títulos en competiciones oficiales: seis de Liga (temporadas 71-72, 74-75, 75-76, 77-78, 78-79 y 79-80) y otros cinco de Copa, en las ediciones 69-70, 73-74, 74-75, 79-80 y 81-82. Un palmarés de auténtico lujo que se ve incrementado con una impresionante lista de prestigiosos trofeos como el Teresa Herrera, el Ciudad de Vigo, el Ramón de Carranza y el 75 Aniversario, por poner sólo unos ejemplos.
Protagonizó algunos duelos épicos con el atlético Gárate, con el paraguayo Diarte, tanto cuando militaba en el Zaragoza como en el Valencia, con el cuñado de este y tambien zaragocista Ocampos, «milonguita» Heredia, Rubén Cano y asi un largo etcétera. Benito marcaba su territorio y siempre dejaba su tarjeta de visita en la primera entrada. pero tambien se llevo algunas respuesta del rival, como los codazos de Ocampos y Heredia que le partieron la nariz, siendo mítico su coraje al seguir jugando con la cabeza todavía manando sangre por las brechas que le produjeron estos codazos, denominándose «a lo Benito» el seguir jugando con la cabeza vendada por una herida.
El Bernabéu adoraba su entrega, su bravura y contundencia, y su nombre fue un grito de guerra de la aficion madridista: «Benito, saca el hacha» o «Benito, mata».
En una ocasión, durante un partido frente al Sevilla FC, Pirri (que era el médico del club) conociendo lo peligroso que era el delantero del Sevilla FC llamado Biri Biri (que era un jugador de color) le comentó Pirri a Goyo Benito “Goyo, dale fuerte al negro que no se ven los hematomas (por los golpes)”. Después de esto y con la fama que en esos momentos poseía Goyo Benito, el jugador del equipo rival Biri Biri se acercó al defensa del Real Madrid y le dijo “Señor Benito… por favor… no me pegue más”.
Goyo Benito y Rexach hablando de los Madrid-Barça
«En este partido no hacía falta que el entrenador te dijera nada; si acaso, más que motivarlos, a algunos jugadores había que templarles los ímpetus. Era una competitividad maravillosa», explica Benito, defensa de perfil duro que recuerda a Rexach, Marcial y Pujol como algunos de los jugadores que le dieron más trabajo. Casi ha olvidado, dice, el puñetazo con el que Milonguita Heredia le mandó a la lona en un clásico. «Él era el más duro de la Liga. Me quería acojonar, pero no pudo, porque no me arrugaba. En cada choque saltaban chispas», declaró el argentino sobre Benito años después de su retirada.
El episodio ilustra la inmensa carga emocional que se desata, desde siempre, en los Barça-Madrid, más que un partido. «Hemos tenido choques muy fuertes», dice el central. «Se pensaba mucho en el partido de la temporada. Ahora, como hay más equipos, te concentras menos en el máximo rival y piensas más en todos». «El entrenador te dejaba libertad y durante toda la semana los jugadores estábamos obsesionados en jugar este este partido», recuerda. La obsesión era tal que un miércoles, después de un amistoso con la selección española y a cuatro días de un clásico, Benito comenzó a marcar su territorio con los azulgrana Rexach y Marcial: «El domingo llevad el DNI en la boca los dos, porque cuando empiece el partido no os voy a conocer. Además, ya sabéis que cuando entro al campo hago una raya y aplico mi lema: o pasa el rival o el balón, pero los dos al mismo tiempo estando yo delante lo veo muy difícil.Como me conocían, Rexach y Marcial no me dijeron ni pío «.
«Era un defensa muy rápido, muy contundente, muy difícil de superar en el hombre a hombre», recuerda Rexach (Barcelona, 13/I/1947), que en sus 14 temporadas en el Barcelona anotó cinco goles en clásicos.
«Me gustaba más jugar en Barcelona», explica Benito. «Si ganábamos, el nivel del Real Madrid subía mucho más. Los abucheos, los gritos… Me venían más ganas, me venía seguridad. Ahora es igual, pero con más técnica, mejor posición. Los chavales juegan de memoria». En su época, afirma, el fenómeno fan era distinto, tal vez más sano: «El forofismo era muy claro y abierto. Los hombres se dejaban la voz sin violencia ni desprecio, la gente estaba aprendiendo a convivir más socialmente». En opinión del defensa, la clave es «salir muy seguro de ti mismo, con personalidad». «Antes del partido y en los primeros cinco minutos es cuando más se habla en el equipo y se anima para que el contrario te vea más fuerte en el tema psicológico».
Rebasada la sesentena, cada vez que se acerca un clásico reaparecen las esencias futbolísticas de Rexach y Benito. Ya no son rivales, pero su condición de culé y merengue permanece inalterable. Charly, con medio siglo de vinculación al Barça. Goyo, socio activo del Real Madrid, quiso sacarse el carnet en los setenta, pero su presidente, Santiago Bernabeu, se lo impidió. «Usted no puede ser un socio; usted es un trabajador del club», me dijo don Santiago». Así que tuvo que esperar a su retirada, en 1982, para obtener el abono.
Entre ellos no queda ninguna rencilla. «La rivalidad existe, la amistad queda», razona Rexach. «Muchas veces nos vemos y recordamos viejos tiempos». Para el madridista, «los rivales, la competitividad, están dentro del juego, pero fuera no; así es la profesionalidad». ¿Y los árbitros? Su supuesta parcialidad, su presunta adscripción a los intereses del régimen, hizo correr ríos de tinta. «Tenían respeto a los dos equipos, los dos grandes, y se lo pensaban mucho antes de pitar algo, porque sus decisiones podían tener una gran trascendencia», zanja Gregorio Benito.